Es el monumento de mayor relieve que existe en toda la ciudad, tanto por su antigüedad, como por sus dimensiones e integridad. La obra de ladrillo que constituye sus arcos y bóvedas es de una calidad excelente, dentro de su simpleza y falta de decoración.
El Castillo de San Romualdo se encuentra muy cerca del centro de la localidad de San Fernando, provincia de Cádiz, justo al inicio de la calle Real, a medio camino entre el Ayuntamiento y el puente Zuazo.
Poco se sabe sobre la construcción del castillo de San Romualdo y sobre los hechos que lo motivaron, no se ha podido determinar aún una causa histórica para su disposición ni para su dedicación a San Romualdo, pero los estudios que se han hecho de este edificio le atribuyen una fecha anterior a 1328, y lo consideran obra de albañiles musulmanes que no emigraron tras la reconquista, lo que sería una manifestación más del fenómeno mudéjar.
Su estructura arquitectónica es única en España, ya que responde al tipo de los ribat islámicos, es decir, a una mezcla de convento y fortaleza, destinada a residencia de cuerpos militares, semejantes en cierto modo a nuestras órdenes militares. Es de origen islámico, aprendido en modelos romanos, el trazado rectangular con torres destacadas en las esquinas, pero corresponde exclusivamente a la tradición árabe la disposición de celdas con entradas independientes alrededor del patio, así como las formas constructivas de los arcos y bóvedas. No obstante queda sin explicar los fines de esta disposición tan singular, que no se corresponde con ningún hecho histórico conocido. En la costa gaditana existían otros ribat de época islámica bien conocidos, entre los que destacaba el de Rota, y puede pensarse en una copia cristiana desligada de su funcionalidad natural.
Cabe pensar también en la existencia de un edificio precristiano, que fuera remozado y habilitado durante la reconquista hasta adquirir su aspecto actual, sin cambiar la disposición previa. De cualquier modo, no se explica tampoco su dedicación a San Romualdo, ya que no hay constancia de la presencia de la orden benedictina en la región. Este santo fue fundador de eremitorios famosos, y no sería extraño que en una fecha desconocida entre los siglos XIII y XIV se asentara aquí una comunidad de vida ascética que adoptó el modelo islámico para su convento y lo dedicó a este santo.
Parece que ya existía un castillo junto al puente de Zuazo a comienzos del siglo XIV, que podría coincidir en su estructura general con el actual. En esta época el rey Juan II firma un documento en el que lo denomina la casa de la puente, y la cede a la familia Zuazo.
La actividad de los Zuazo debió significar un desarrollo nuevo de la isla, basado en una estructura administrativa distinta. Se trataba de una propiedad señorial, en la que si continuaba existiendo un poblado adscrito, éste no tenía el concejo ni las atribuciones del siglo anterior. Fueron tres los miembros de la familia Zuazo que poseyeron la isla durante el siglo XV, Juan Sánchez Zuazo (1408-1435), Pedro de Zuazo (1435-1475) y Juan de Zuazo (1475-1492). En el documento de concesión del castillo a Juan Sánchez Zuazo (1408) se hace mención expresa de la necesidad de repararlo. Pedro de Zuazo fue quien con mayor impulso, promovió el desarrollo de su señorío. Con el último de los Zuazo, se llega a un entendimiento en el que se combinan motivos familiares y políticos para permutar el señorío isleño por otros territorios en favor de la familia Ponce de León, que había pasado en 1466 a dominar la ciudad de Cádiz.
En el siglo XVI, en los ataques ingleses a Cádiz, el pirata Drake, fue rechazado en 1587 en el puente de Zuazo, pero en el gran asalto de 1596, el puente estaba cortado por su arco central y los ingleses asediaron el castillo de San Romualdo, que a pesar de sus pocas defensas, pudo evitar su ocupación durante trece días. Frente al fracaso de las tropas que estaban en Cádiz, cuya inoperancia facilitó el saqueo inglés sin apenas oposición, se destacó en esta ocasión la valiente defensa del capitán Martín de Echaide en San Romualdo, a quien se honró por su actuación mientras que se procesaba a los responsables del fracaso gaditano. En el nuevo intento de saqueo por los ingleses en 1625, las fortificaciones eran entonces mucho mejores y habían llegado tropas suficientes para la defensa. En el puente Zuazo y en el castillo, se hicieron fuertes los hombres mandados por el corregidor de Jerez, don Luis de Portocarrero, y por el marqués de Copranis. Los ingleses tuvieron que abandonar el campo sin mayores victorias.
Durante los siglos siguientes a la construcción del castillo se añadieron baterías que protegían la cabecera del puente Zuazo. Tal es el caso de las llamadas de San Pedro y San Pablo cuyos restos aún perviven asentados en las marismas que dominan la entrada al puente, pero con una posición hoy desvirtuada por los nuevos trazados viarios que se han ejecutado.
El castillo de San Romualdo es una construcción de planta rectangular con un amplio patio central de idéntica forma rodeado de cuatro naves. En los ángulos se levantaban torreones salientes macizos en planta baja.
El único torreón que en la actualidad existe se cubría con bóveda esquifada de ocho paños sobre trompas angulares. Una escalera embutida en el muro permitía el acceso a su terraza donde aún se conservan los merlones que forman sus almenas.
Es el monumento de mayor relieve que existe en toda la ciudad, tanto por su antigüedad, como por sus dimensiones e integridad. La obra de ladrillo que constituye sus arcos y bóvedas es de una calidad excelente, dentro de su simpleza y falta de decoración.
A finales del siglo XVII se levantó la capilla con planta de cajón y advocación a Santa María. Las cuatro naves del patio estuvieron compartimentadas en tramos rectangulares, estando comunicadas la mayoría de las celdas por arcos, sin más hueco que el de la puerta por el que recibían la luz. Las bóvedas de cubrición adquirían variadas formas, de aristas, vaídas o esquifadas. En uno de los ángulos se encuentra la escalera de acceso a la terraza que circunda al edificio sobre el trasdós de las bóvedas.
Este edificio se conserva virtualmente íntegro, sin grandes adiciones o pérdidas. Tras una primera fase de recuperación y restauración a fondo acometida en 2011, tanto el castillo como su entorno han sido liberados de las edificaciones que se le habían adosado y de los usos inadecuados que se les había. Actualmente (mayo de 2014) se ha iniciado la fase final de restauración.
Ha sido adquirido recientemente por el Es propiedad del Ayuntamiento de San Fernando. Anteriormente era de propiedad particular y estaba ocupado por algunos vecinos e industriales. La previsión es darle un uso museístico una vez concluida su restauración.
Es de acceso libre. Más información en el teléfono 956 883 261.
Fue declarado Monumento Arquitectural Histórico por Decreto de 4 de junio de 1931, Monumento de Interés Nacional y Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 14/06/2020
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