El Castillo de Alameda de Osuna se encuentra entre las calles Joaquín Ibarra, Antonio Sancha y Manuel Aguilar, en el distrito de Barajas, Madrid, sobre un suave promontorio que, aunque no tiene una posición dominante, sí debía tener una amplia vista sobre las terrazas que descienden hacia el Jarama, a 2 kilómetros de distancia. Por las inmediaciones pasaba el camino medieval hacia Alcalá de Henares.
Siglos atrás hubo una pequeña aldea en las cercanías del castillo: La Alameda. La instalación de la vecina quinta de recreo de los Duques de Osuna, llamada el Capricho, hizo que la zona pasase a conocerse por la Alameda de Osuna. Actualmente se encuentra rodeada por barrios residenciales y dista 1 kilómetro del pueblo de Barajas.
Aunque en las Relaciones de Felipe II se dan como islámicos los orígenes de los poblados de Barajas y La Alameda, no parece que éstos se fundieran hasta el siglo XII o el XIII. Ello no quiere decir que no hubiera poblamiento musulmán, sino que seguramente estaría articulado en forma de pequeñas alquerías y explotaciones agrícolas.
En el siglo XV el área del entorno de Barajas fue agrupada en señorío y entregada a la familia Zapata. La fecha de construcción del castillo parece ser la de 1431, cuando el rey Juan II otorga como dote las villas de La Alameda y Barajas a Inés de Ayala y a Ruiz Sanz Zapata. En cualquier caso se sabe que en 1476 el castillo ya está terminado.
Según algunos documentos, Francisco Zapata de Cisneros, que ostentaba los títulos de señor de La Alameda y Conde de Barajas, realizó en 1575 algunas mejoras en el castillo, como la torre del homenaje, las nuevas crujías en los laterales este y sur, y la apertura de vanos más amplios y luminosos.
En 1580 el duque de Alba pasó unos días en el castillo a su regreso del destierro de Uceda. También en el castillo murió en 1622, y tras un corto cautiverio, el duque de Osuna, que fue enterrado en la isla de un lago cercano, que era propiedad de los Zapata. Para honrarle, la condesa de Benavente, su mujer, compró las tierras que luego se convertirían en la Alameda de Osuna.
En el siglo XVII la zona cayó en decadencia y las aldeas comenzaron a despoblarse. El catastro del marqués de la Ensenada demuestra que en 1751 el castillo ya estaba abandonado. A principios del siglo XIX los materiales de construcción de esta fortaleza se emplearon en la construcción del panteón de los Fernán Núñez, familia en la que había recaído, por herencia, el condado de Barajas. La proximidad de un nido de ametralladoras de la Guerra Civil hace pensar que también sufriera algún daño.
El castillo está formado por un cuerpo rectangular con las esquinas redondeas. Su superficie interior es algo mayor de 200 metros cuadrados. Una torre cuadrangular, en el ángulo noroeste, y otra cilíndrica, en el ángulo opuesto, defienden los cuatros flancos del pequeño recinto.
La construcción de estas estructuras se corresponden al mismo momento, únicamente se aprecia una pequeña modificación el piso superior con la construcción de grandes vanos que servirían para suavizar el aspecto tosco del exterior del castillo y mejorar las condiciones de vida en el interior.
Tanto el recinto como las dos torres están hechos en mampostería caliza irregular con tendencia a formar hiladas.
Durante los años 1986 y 1988, el Servicio de Arqueología de la Dirección General de Patrimonio Mueble y Arqueológico de la Comunidad de Madrid realizaron dos campañas de excavación, dirigidas por Don Fernando Velasco, Don Javier Pastor y Don Gregorio Yánez. Los resultados de estos trabajos permitieron confirmar la datación y fecha de la fundación del castillo, así como conocer el perímetro exacto y la existencia de una torre cuadrada.
También fue documentada una superposición bajo el castillo de varios niveles de ocupación, que abarca un largo período de tiempo y representa a varias culturas, desde el Calcolítico (segundo milenio antes de Cristo) al mundo tardo romano (siglos V-VI d.C.). Esta sucesión se interrumpe coincidiendo con el comienzo de la Edad Media, dándose la coincidencia de que cuando se construyo el castillo la colina estaba completamente yerma.
Durante los años 1988 y 1989 el arquitecto Don Pedro Herrero Pintó, del Servicio de Conservación y Restauración del Patrimonio Histórico e Inmueble, tomó algunas medidas para consolidar las estructuras que aún quedaban en pie.
Está proyectado llevarse a cabo un parque arqueológico con los restos del castillo, junto con la regeneración urbana y forestal del entorno.
El castillo es propiedad del Ayuntamiento de Madrid por cesión urbanística, y está previsto que en el futuro albergue un museo.
Actualmente se encuentra rodeado por una valla.
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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Fecha de última modificación: 14/05/2023
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